Un lápiz en el bolsillo

Javier Hernández es un argentino de ida y vuelta con antepasados en Siresa y Hecho que, un día, decidió desandar el camino que había recorrido su abuelo.

Volvió al viejo solanar del abuelo y aquí, en Huesca o en Siétamo, ha encontrado acomodo para desarrollar su mundo.

Ya tiene bastantes libros: libros suyos, dibujados y escritos y contados. Libros ajenos, donde se encarga de encender la luz esencial de muchas páginas. Y en todos ellos ha probado algo esencial: domina el lápiz, los colores, sabe ofrecer una narratividad inmediata, atmósfera, texturas del alma. A la vez, explora la magia, la manufactura, la armonía y el arte contemporáneo.

Javier Hernández es fino, seguro, incansable. Es algo más que un ilustrador: es un artista de la suavidad, de la melancolía, de la evocación, de la vida arrebatada, pero también es editor, cuentacuentos, titiritero, jardinero y campesino, alguien que se asoma a la noche, al lado de una higuera, un almendro o un olivo, y escucha el murmullo inaudible de los astros.

Para alguien como él, tan entusiasta, tan enamorado de lo minúsculo, exponer en el Museo de Larrés es un honor, un regalo y un acto de justicia poética. Más sobre este artista.

 

Antón Castro